Santo Domingo RD. El retorno del magnate republicano Donald Trump a la Casa Blanca no solo trae un nuevo estilo de gobierno para su pueblo, sino también un cambio que impacta en el tablero geopolítico planetario con sus secuelas para República Dominicana y el resto de América Latina.
Con el multimillonario empresario dirigiendo el imperio, el conservadurismo se impone como una piedra en el camino del neoliberalismo y su agenda de libertades sociales insospechadas.
A partir de hoy EEUU, como política oficial, sólo reconocerá dos géneros, sentenció Trump en su discurso de toma de posesión.
Se trata de un presidente rabiosamente conservador, apoyado ampliamente por la mayoría de las religiones y el empresariado tradicional norteamericano.
Por eso, cuatro oradores de sectas distintas se encargaron de bendecir el acto de juramentación, en su segundo mandato.
Es el mandatario de los poderes fácticos de los EE.UU. a excepcion de los medios de comunicación y una de sus primeras medidas, tal y como estableció en su largo discurso de toma de posesión, será iniciar de inmediato las deportaciones de todo extranjero irregular en suelo norteamericano.
La agresiva política migratoria trumpniana se proyecta como un arma de doble filo para República Dominicana y América Latina.
Según los reportes del Banco Central (BCRD), en 2024 las remesas recibidas, en RD , alcanzaron los US$10,756 millones. Esto representa un aumento de US$598.8 millones (5.9 %) en comparación con el año anterior.
La diáspora dominicana en EE.UU. aporto el 83.1 por ciento de todo esos recursos enviados por los dominicanos en el extranjero, seguida de España con el 5.8 por ciento, Italia y Haití con un 1.3 y 1.1 por ciento respectivamente.
Se trata de una columna de la economía nacional que será impactada negativamente con las deportaciones de sus nacionales impulsadas por el nuevo régimen imperialista.
Sin embargo, se espera que el mandatario norteamericano se convierta en un aliado estratégico de la República Dominicana en su similar proceso de deportación de extranjeros, especialmente de haitianos ilegales.
El ascenso de Donald Trump como máximo expresión del conservadurismo obliga a que el régimen de Luis Abinader replantee su política exterior y se aleje de la agenda neoliberal que hasta entonces la encabezaban los demócratas ya en la oposición.
El primer mensaje deberá venir con la designación de un canciller afín a la doctrina trumpniana y el Partido Republicano, que permita sostener las buenas relaciones que aún mantiene el Estado dominicano con su principal socio comercial.
Para el resto de América Latina, el nuevo régimen norteamericano tiene una agenda agresiva de recuperación de su influencia, una tarea que deberá liderar su secretario de Estado, de origen latino ,el senador Marcos Robio .
El acaudalado mandatario está consciente de que EE.UU. descuidó la región en términos políticos estratégicos y por eso el gran avance de los chinos en la economía de estos pueblos. Más aun, cuando de los 21 países que integran América Latina , ya 11 son de tendencias de izquierda con ciertas cercanías a Rusia y China.
Por eso el marcado interés de EE. UU. por controlar el canal de Panamá y su gran importancia comercial, República Dominicana y su posición geográfica, de vital importancia para el comercio en América y el resto del mundo, Haití por los escasos 72 kilómetros de su estratégica base naval de Guantánamo.
Ya Nicaragua, Cuba y Venezuela forman parte de una campaña geopolítica que tendrá que discutir con Rusia y China, en menor grado, como enclaves geoestratégicos en la región. Es a lo que el politólogo estadounidense, de origen polaco, Zbigniew Brzeinski, en su obra “El gran tablero mundial”, denomina pivotes geopolíticos.
En este análisis político mundial el autor establece claramente los imperativos geoestratégicos estadounidenses como forma de sostener su supremacía como imperio planetario, y eso implica un mayor control en su continente, una lectura que parece traslucir el nuevo líder mundial Donald Trump.