Nami Hamura dice que se siente menos sola cuando trabaja en casa gracias a su compañero Charlie, un robot japonés.
Hamaura dice que: “Este es mi primer año de empleo después de la universidad, pero he trabajado casi todo el tiempo desde casa. No he tenido muchas oportunidades de hablar con colegas o de encontrarme con mis amigos. Siento que mi círculo se hizo muy pequeño”.
Yamaha, el fabricante de Charlie, sitúa al pequeño robot «en algún lugar entre un animal de compañía y un amante».
La japonesa comentó que: “Él está ahí como alguien con quien charlar que no sea mi familia o amigos en las redes sociales, o un jefe para el que necesitaba producir un informe”.
Las empresas japonesas han informado sobre una creciente demanda de androides en esta época de aislamiento social obligado.
Keiko Suzuki, portavoz de la fábrica Groove X mencionó que: “Especialmente debido a la pandemia mucha gente se siente sola. No pueden salir y conocer gente tanto como solían hacerlo. Hemos recibido muchos comentarios de los clientes de que vivir con un Lovot alivia su soledad y brinda un ambiente alegre a la familia”.
Las ventas de estos robots se han multiplicado por 11 desde la llegada del coronavirus a Japón. Tiene unos cincuenta sensores y un sistema que lo calienta al tacto y al que responde con pequeños gritos de alegría.
En la empresa Yukai, las ventas se multiplicaron por seis. Ofrecen a Qoobo, una almohada suave con una cola mecánica que se mueve como una mascota real.
Shunsuke Aoki, director ejecutivo de Yukai Engineering explicó que: “El objetivo de nuestra empresa es proporcionar robots similares a mascotas o amigos, que hagan compañía a las personas, a hogares individuales a precios asequibles”.
Los robots de compañía en Japón cuestan entre 830 y 2,800 dólares. Pero eso no ha impedido que muchos se consigan un compañero mecánico, para combatir la soledad.
Fuente: AFP.
