Cooperstown, Nueva York (EFE).- El Salón de la Fama del Béisbol aceptó este lunes la renuncia del expelotero puertorriqueño Roberto Alomar de la junta directiva, anunció la presidenta Jane Forbes Clark.
Alomar, quien fue elegido miembro de la junta en el 2019, presentó una carta de renuncia el sábado a raíz de una acusación de conducta sexual inapropiada por la que le ha sido prohibido que siga en la industria del deporte del béisbol profesional de las Grandes Ligas.
El segunda base del Salón de la Fama fue despedido la semana pasada como consultor en las mayores y colocado en la lista de no elegibles de la liga después de una investigación sobre la acusación.
El comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred anunció el despido el viernes y dijo en un comunicado que un empleado de la industria del béisbol informó de un incidente a principios de este año que involucró a Alomar en el 2014.
La liga contrató a una firma legal externa para investigar el asunto. Las Grandes Ligas dijeron que no proporcionaría más detalles sobre la investigación para proteger a la persona que se presentó.
Clark declaró después del anuncio de Manfred que la placa de Alomar permanecería en exhibición en el Salón porque «su consagración refleja su elegibilidad y la perspectiva de los votantes de la BBWAA en ese momento». Alomar fue incorporado en 2011.
Alomar también perdió su puesto como asistente especial con los Toronto Blue Jays. El club dijo que estaba rompiendo los lazos con Alomar, lo que incluía sacarlo de su Nivel de excelencia y retirar su estandarte del Rogers Center.
El Salón de la Fama y Museo del Béisbol de Canadá también dijo que no revocaría su condición de miembro del equipo, pero lo prohibió en futuros eventos del Salón y dijo que ya no estaría asociado con él ni con su fundación.
Alomar fue 12 veces All-Star durante 17 temporadas con los Padres de San Diego, Blue Jays, Orioles de Baltimore, Indios de Cleveland, Mets de Nueva York, Medias Blancas de Chicago y Diamondbacks de Arizona.
El exsegunda base boricua era conocido por su habilidad a la hora de atrapar la pelota -ganó 10 Guantes de Oro-, y también por su temperamento: escupió de manera poco deportiva en la cara del árbitro John Hirschbeck, ganando una suspensión de cinco partidos en 1996.