Santo Dmingo, RD.
El Partido Revolucionario Moderno se encuentra bajo una lucha interna soterrada que inició el mismo día en que el presidente Luis Abinader anunció que no aspiraría a un tercer mandato y permitió el inicio a destiempo del proceso por la candidatura de esa organización.
Desde entonces, la carrera por la sustitución del actual mandatario no se ha detenido entre el ministro de Turismo, David Collado; Carolina Mejía, alcaldesa del Distrito Nacional; Wellington Arnaud, del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados; Guido Gómez Mazara, actual presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, y el último en decidirse, el director de Aduanas, Eduardo – Yayo- Sanz Lovatón.
Pero, a pesar de que ha sido calificado como un error político del mandatario abrir las compuertas de las aspiraciones tan temprano, las luchas internas no han desbordado los límites. Al parecer, contrario a lo que se pensaba, esos funcionarios no han descuidado sus funciones y la tensión parece muy bien disimulada, pero existe y con el transcurrir del tiempo la situación se va calentando.
El presidente Abinader garantizó que su rol en este proceso sólo sería en calidad de árbitro imparcial, llevando tranquilidad a quienes aspiran a sustituirlo en el 2028.
Sin embargo, algunas cosas han cambiado en los últimos días, especialmente cuando el mandatario tuvo que retirar la reforma fiscal por la presión del pueblo y ante la falta de apoyo, especialmente la de esos presidenciales que nunca salieron a defenderla. El silencio no cayó bien en la casa de gobierno.
A partir de entonces, se ha visto a una Raquel Peña muy activa inaugurando hasta tres obras distintas en solo día, en representación del presidente. El activismo ha sembrado el pánico entre quienes hasta entonces se entendían como los únicos en la contienda.
Confidencialmente, los ataques contra la vicemandataria comenzaron a escucharse queriendo vincularla a ciertas irregularidades cometidas en Salud Pública, donde fungió como presidenta de ese gabinete. Lo propio intentaron hacer en el Ministerio de Educación, una institución donde se le atribuye extremas influencias.
La tranquilidad que dejó el mandatario entre los presidenciales se ha roto. Una vez lo dijo el expresidente Hipólito Mejía: “de mí lo más importante no es lo que digo, sino lo que hago”.
Las señales tempranas, acrecentadas por el laborantismo de Raquel, tiene “chivo” al grupo de los cuatro. Aunque no se refirió directamente a la vice mandataria, en la semana pasada se escuchó a Gloria Reyes destacar a las mujeres como opción de poder. «La coyuntura para que una mujer gobierne el país están, pero en estos momentos no hay quien pueda optar por esas coyunturas», sentenció la funcionaria. Es que un candidato de la casa -y básicamente del gobierno- inclinaría la balanza máxime cuando estamos frente a una vicepresidenta a la que se le atribuyen logros tan importantes como el éxito en el tratamiento de la pandemia en su condición de presidenta del Gabinete de Salud y hora el cese de los apagones con su entrada como titular del sector eléctrico.
Y la ventaja de Raquel se ve aún mayor cuando en su condición de vicepresidenta no necesita decir públicamente que aspira. Su presencia en las inauguraciones de las obras de gobierno le hace el trabajo, por el momento, y sin la necesidad de exponerse a los cuestionamientos y ataques que vienen de manera natural con una candidatura.
Es por ello que ya comenzaron los ataques a discreción contra quien, para muchos, se perfila como la candidata de la casa y para lo cual los hechos de Luis Abinader en lo adelante serán más importantes que sus palabras.