SANTO DOMINGO.- Estudiantes de dos centros educativos han convertido un territorio interescolar en un campo de batalla, sembrado de disputas, discusiones violentas y actos de agresión, envolviendo en esas contiendas a jovencitos de uno y otro sexo.
Se trata, en realidad, de dos bandas juveniles que pulsan y forcejean entre sí, marcando cada uno el espacio territorial que media entre el Liceo Unión Panamericana, ubicado en el Ensanche Miraflores, y el Centro de Excelencia Prof. Luis Encarnación Nolasco, situado en la avenida San Martín, ambos en el Distrito Nacional.
En los últimos días se ha disparado la temperatura entre los rivales, desatando conflictos y contiendas que han puesto en riesgo la vida de aquellos alumnos que van a dichas escuelas, pero que nada tienen que ver con las pendencias.
De hecho, los contendores protagonizaron recientemente una candente reyerta en un parqueo cercano a la avenida John F. Kennedy, donde hubo piedras, palos y hasta machetes. En un video que circula en redes sociales, aparece una adolescente blandiendo un machete, irritada y decidida a cualquier cosa. Aunque el pleito no pasó de ser un berrinche de escolares, pudo haber acabado en tragedia.
Los roces se van llenando de colores violentos. En una estación del metro, una de las facciones habló de rociarle «ácido del diablo» y entrarle a tiros al otro grupo. La situación se va saliendo de control, y está tan peligrosa que algunos padres han tomado la sabia decisión de no enviar sus hijos a los planteles, por temor a que sean víctimas de las riñas. Otros padres esperan a la puerta de las escuelas para agarrar a sus niños y llevárselos de mano.
Hay preocupación y alarma. En redes sociales se han soltado amenazas y mensajes desafiantes, aludiendo inclusive a educadores y directivos de ambos planteles.
Nadie sabe con certeza el origen de rivalidad tan siniestra. Lo que se sabe es que dos alumnos (uno de cada escuela) se iban a ‘fajar’ en la confluencia de las avenidas John F. Kennedy y San Martín, pero ese pleito terminó involucrando a otros estudientes que se metieron a defender a sus respectivos compañeros de plantel. Desde entonces se han formado dos bandos irreconciliables, que se ven con tirria y ganas de destruirse.
La Policía Escolar está enterada y, aunque ha tomado notas de la situación, en ocasiones no ha podido evitar los roces y las peloteras. El Ministerio de Educación tiene conocimiento de lo que está pasando. Hay pánico y temor.
