Ciudad de México (EFE).– Un mes después de que un camión cargado con 49,500 litros de gas LP explotara en el sur de la Ciudad de México, provocando una imponente nube de combustible que segundos después se incendió, el balance de personas fallecidas asciende a 31.
Tras la explosión en la alcaldía de Iztapalapa, 94 personas fueron trasladadas a distintos hospitales de la capital del país, de las cuales, según datos de la Secretaría de Salud capitalina, nueve personas – cuatro de ellas menores de edad -, continúan ingresadas causa de las quemaduras.
Entre los afectados se encontraba Alicia Matías Teodoro, de 49 años, quien falleció días después tras haber sufrido quemaduras en el 98 % del cuerpo al proteger a su nieta Jaclyn Azulet Carrillo Matías, de tan solo dos años.
Dos días después de la tragedia, su hija y madre de la bebé, Cynthia Yazmín Carrillo, explicó a EFE que Alicia «fue una heroína para hacer lo que hizo».
La pequeña fue llevada al Hospital Centro Médico de Ciudad de México, y tras varios días, fue trasladada al Hospital Shriners para Niños en Galveston, Texas (Estados Unidos), donde el pasado martes «recibió una primera cirugía de injertos en manos, piernas y cabeza, con resultados favorables» e inició un «proceso de rehabilitación física para recuperar la movilidad en sus extremidades», según informó a través de un comunicado la Fundación Michou y Mau para Niños Quemados.
Exceso de velocidad como causa del accidente
A las 14:20 hora local (18:20 GMT), el camión de la empresa Transportadora Silza descendía hacia una curva del Distribuidor Vial La Concordia cuando volcó, lo que provocó una fuga de gas originada por una hendidura derivada del impacto de la pipa contra un bloque de contención.
Aunque la hipótesis inicial apuntaba a un bache o irregularidad en el pavimento, la investigación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México atribuyó la causa del accidente a un posible exceso de velocidad, informó la fiscal Bertha Alcalde en una comparecencia el 11 de septiembre.
Pasados 31 segundos del accidente, la nube de vapor blanco del gas se convirtió en una inmensa llama que afectó a personas y vehículos cercanos al siniestro.
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicaron a medios locales que la tragedia fue causada por la deflagración de la nube de gas LP dispersada, y no por la explosión del tanque en sí.
«De haber explotado, las consecuencias habrían sido aún más catastróficas», aseguraron.
Seguros e irregularidades
Después de la catástrofe, Transportadora Silza, la empresa a la que pertenecía el camión accidentado, emitió un comunicado asumiendo su responsabilidad legal y social, y aseguró contar con tres pólizas de seguro activas para apoyar a las víctimas y sus familias.
Dichas pólizas, vigentes hasta finales de 2025, incluían coberturas por daños a terceros, daño moral y daños ecológicos.
Transportadora Silza calificó como falsa la información difundida previamente por la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA), que había señalado que la empresa no contaba con un seguro vigente al momento del accidente.
Semanas después del siniestro, familiares de las víctimas denunciaron que los abogados asignados por el gobierno capitalino estaban exigiendo una comisión del 20 % sobre el monto total de las indemnizaciones que recibieran de la empresa, según recogieron medios nacionales.
Nuevas normas tras el accidente
Tras la tragedia, las autoridades locales y federales anunciaron nuevas regulaciones para reforzar la seguridad en el transporte de combustibles y materiales peligrosos.
En la capital, se estableció que las pipas no podrán cargar más de 40.000 litros, deberán circular a un máximo de 30 kilómetros por hora y tendrán que transitar entre las 22:00 de la noche y las 05:00 de la mañana.
A nivel nacional, desde el 15 de octubre será obligatoria la verificación digital de las pipas mediante códigos QR, inspecciones periódicas certificadas, usar gobernadores de velocidad y estar monitoreadas por GPS.