Santo Domingo.- La séptima Palabra “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», a cargo de la doctora Ángela López, Miembro de la Comisión de Prevención de abuso sexual de menores, se pronució sobre la era de ansiedad en la que esta viviendo la sociedad, ademas del miedo que se ha desarollado entorno a las enfermedades como una secuela de la pandemia.
“Estamos viviendo en una era de profunda ansiedad. Nos asustan las enfermedades y las epidemias, y todavía el coronavirus y sus secuelas. Somos cada vez más conscientes de que el planeta puede estar precipitándose hacia el desastre”, manifestó López.
Así mismo se pronunció sobre la inconciencia que existe a nivel mundial entorno a los problemas ambientales y la preservación del planeta, citando al Secretario General de la ONU que consideró que el planeta está al borde del abismo.
“Hace apenas 10 días, se publicó el informe del estado del clima, elaborado por la Organización Meteológica Mundial ; a partir de ese informe, el secretario general de la ONU, “consideró al planeta al borde del abismo”. Somos cada vez más conscientes de que el planeta puede estar precipitándose hacia el desastre”.
Así mismo López puso énfasis en la inseguridad ciudadana que se vive en el país, los problemas de violencia intrafamiliar que fracturan a las familias que son el núcleo de las sociedad, la política mal ejercida y los abusos sexuales contra los menores.
“A nivel local, en nuestro país nos asustan y preocupan la inseguridad ciudadana, la violencia intrafamiliar, la política mal entendida y ejercida y la alarmante frecuencia de los abusos sexuales a menores. En general, tememos al fracaso y a la muerte. Adolecemos de una profunda inseguridad, de un derrumbe de la confianza. Es paradójico, porque estamos mucho mejor protegidos y más seguros que ninguna otra generación precedente dentro de la historia de la humanidad, al menos en Occidente.”
Al referirse a los avances de la sociedad, indicó que a pesar de que hoy en día hay más tecnología y mejores posibilidades de tener una calidad de vida más alta, la sociedad vive con más miedo que antes.
“Contamos con mejores condiciones materiales de vida. Disponemos de una medicina más eficaz, y avances en las ciencias y la tecnología que eran impensables hace 30 o 40 años. Y sin embargo tenemos más miedo. En el año 2019, antes de la pandemia del Coronavirus se reportó que 301 millones de personas en el mundo padecían un trastorno de ansiedad. En la actualidad, se calcula que el 4% de la población mundial la padece.
Según la Organización Mundial de la Salud, en nuestro país un 4.7% de la población padece de trastornos depresivos y un 5.7% de trastornos de ansiedad. Por otra parte, en nuestro país constatamos con preocupación que en los últimos años se ha incrementado significativamente el consumo de alcohol, la drogodependencia, el maltrato físico, y la violencia sexual.”, efantizó
También se refirió a que todos los problemas psicosociales que están afectando a l sociedad son producto de la cultura del control, una creencia de que se puede controlar todo, como lo es la fertilidad, las fuerzas de la naturaleza entre otros, pero que es un espejismo ya que el control nunca es algo absoluto.
“Son muchas las cosas que aparentemente podemos controlar: la fertilidad y los nacimientos, tantas enfermedades que ahora tienen curación; podemos controlar las fuerzas de la naturaleza; se modifican genéricamente los organismos vegetales o animales; se rectifica el curso de los ríos. Y Occidente controla a la mayor parte de la humanidad. Pero en lo más profundo de nuestra persona, nos damos cuenta de que eso es una ilusión, un espejismo. Porque el control nunca es absoluto. Entonces, muchos buscan ese control que da una sensación de seguridad refugiándose en conductas y actitudes que conducen precisamente a lo contrario de lo que buscan: Ese vacío existencial se hace más grande y doloroso”.
Criticó a la sociedad debido a la superficialidad en que se sume y al libertinaje y el concepto de diversión que se vive hoy en día, así como el fanatismo por los likes y la exposición en las redes.
«Quizás debemos rebelarnos ante esta “civilización del espectáculo” que pone como principal valor y prioridad el entretenimiento, la apariencia, diversión y el pasarlo bien, que a final de cuentas nos ha ido llevando a la decadencia de la cultura humana. Quizás conviene dejar de “consumir” la alegría y la felicidad triviales que nos vende el “neuromarketing” con sus atractivas ofertas.
Quizás debemos renunciar a la necesidad de vivir de la apariencia, a los “like” y a los “views”. Quizás, hermanos, esta última Palabra de Jesús en la Cruz nos está invitando a volvernos a nuestro interior, a lo sagrado y a lo profundo, donde Dios nos habita. Volvamos a lo verdaderamente importante. Pero, hermanos, a pesar de que el mundo está como está, y aún ante la muerte, no es el fin del mundo. Y no lo es porque el mundo ya ha acabado. Cuando Jesús muere, el sol y la luna se oscurecen, los sepulcros se abren y los muertos andan.»