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miércoles 19, febrero, 2025

¿Sabía usted que el Día de la Altagracia fue cambiado de fecha en honor a una batalla?

Se trata de la llamada Batalla de la Limonade, ocurrida el 21 de enero de 1691 en la Sabana Real de la Limonade cerca de Cabo Haitiano. Ese día las fuerzas francesas y las criollas se enfrentaron duramente, cabo haitiano fue incendiado y perdió la vida Pierre Paul Tarín De Cussy gobernador de la parte Oeste. A pesar del formidable triunfo de los españoles esto no fue óbice para que unos seis años después mediante el Tratado de Ryswick, 1697, España reconociera la presencia francesa en la parte Oeste de la isla de Santo Domingo.

Según explica el misionero católico John Fleury en su artículo “La Altagracia y el Milagro de la Limonde”, la fiesta de la Altagracia debía celebrarse el 15 de agosto como se consigna en el calendario litúrgico, pero como bien narra Fleury, debido al triunfo de los soldados nuestros, sobre todo, los que se alistaron como voluntarios de Higuey, que llegaron sanos y salvos, provocó que se cambiara la fecha tras la celebración de la misa de gratitud por el regreso de estos voluntarios victoriosos. Antes de partir a la lucha “estos voluntarios se habían encomendado bajo la protección de Nuestra Señora de La Altagracia, con la promesa de celebrar una misa de “acción de gracias”, si volvían sanos y salvos”, según el relato de John Fleury. La primera misa en agradecimiento la celebraron los higüeyanos el 21 de enero de 1792. En el año 1897, la Santa Sede se pronuncia a favor de la celebración popular en homenaje a la Virgen de la Altagracia, dándole su propio “Oficio Divino y Misa”. En 1924 el gobierno de Horacio Vásquez declara el 21 de enero Fiesta Nacional.

Resulta interesante lo que relata el misionero católico, John Fleury: “Se puede imaginar a las familias de los que habían marchado a la guerra, rezando y orando para que se devolviera a sus amados con vida, aunque les faltara un brazo o una pierna”. Ignacio Pérez Caro escribió que en Santo Domingo, por la madrugada del 21 de enero, 1691, “desde las dos de la mañana se abrieron todos los templos, que con los repiques de campanas convidaban a los fieles a que acudiesen a rogar a Dios por el buen suceso de nuestras armas, y todo el que desde aquella hora, se gastó en devotos ejercicios de misas, sermones, procesiones y comuniones, estando en todas partes descubierto el Santísimo Sacramento, bajo cuya nube divina intercedieron aquel día a casi la misma hora de la batalla”.

La lucha de los “españoles dominicanos”, durante los siglos XVII y XVIII, para impedir la entrada de los franceses resultó infructuosa. Aunque los criollos pelearon duramente por su territorio, los intereses geopolíticos de la “Madre Patria” distaban mucho de los intereses de los habitantes de su primera colonia, donde ella, España, aprendió a ser imperio y aprendió a dominar vastos territorios. Desde el siglo XVI la España colonizadora, dio la espalda a la isla. Con las devastaciones de 1605 y 1606, no solo se destruyó la base económica de la ya arruinada colonia, sino que este hecho insólito generó la más espantosa miseria y despoblación en la isla. Dio paso además al ingreso de aventureros que entraron a las zonas devastadas, originándose, después de muchas luchas y acuerdos, la colonia francesa, hoy Haití.

Fuente: https://cscv.info/articulos/la-altagracia-y-el-milagro-de-la-limonade/

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