Redacción Internacional.- En el 2024, solo seis jugadores calificados terminaron con promedio de bateo de .300 o superior, una caída notable si se compara con los nueve en 2023, los 11 en 2022 y los 14 en 2021. La cifra confirma lo que muchos ya sospechaban: el bateador de .300 está en peligro de extinción.
Entre las razones más claras está el incremento en la calidad del pitcheo, con lanzadores más veloces y repertorios más complejos, además de la revolución analítica que ha modificado la forma de valorar a los bateadores. Hoy, los equipos priorizan métricas como el OPS, el wRC+ o el WAR, que ofrecen una lectura más completa del aporte ofensivo que un simple promedio.
Aun así, el .300 mantiene su mística, es uno de esos números redondos del béisbol que conservan su peso simbólico. Esta temporada, 32 jugadores llegaron al martes con promedio de .300 o más, una cifra alta que, sin embargo, probablemente disminuirá con el paso de las semanas. Lo interesante no es solo cuántos lo logran, sino cómo lo hacen: no hay una única fórmula.
Aaron Judge, de los Yankees, encabeza la liga con .384. Su dominio no solo viene de su poder, sino de un contacto más constante: su porcentaje de ponches es el más bajo de su carrera y lidera en hits, OBP, OPS y empujadas. Judge parece estar entrando en modo Bonds, donde simplemente no hay forma de lanzarle sin que te dañe.
Paul Goldschmidt, también con los Yankees, ocupa el segundo lugar con .372. A sus 37 años, ha cambiado por completo su perfil: sin poder, sin muchos extrabases, pero con un enfoque de contacto que le ha devuelto eficacia. Su transición a bateador de sencillos ha sido sorpresiva y efectiva.
Jacob Wilson, campocorto novato de los Atléticos, ha sido una revelación con .354 de promedio. Luego de un debut accidentado en 2024, ahora demuestra el contacto que lo hizo destacar en la universidad y en ligas menores. No camina, no tiene gran poder, pero batear la bola con frecuencia sigue funcionando.
Trevor Story está en la décima posición con .337. La clave ha sido su salud. El swing que se adapta perfectamente al Fenway Park y una mejoría general en su juego ofensivo lo tienen con su mejor arranque desde que llegó a Boston. Si se mantiene en condiciones físicas, podría superar sus mejores registros.
Steven Kwan, uno de los mejores bateadores de contacto de las Grandes Ligas, por fin podría superar la barrera de los .300. Batea .333 con una combinación de disciplina, contacto y creciente poder. Ya lleva cuatro jonrones y ha mejorado su producción sin perder su enfoque de precisión al bate.
Jung Hoo Lee, jardinero central de los Gigantes, completa el grupo con .329. En su segunda temporada tras llegar desde la KBO, ha demostrado no solo contacto sino extrabases y velocidad. Encabeza las Mayores en dobles y ha asumido un rol protagónico en el lineup, bateando de tercero.
Con solo seis bateadores por encima de .300 al final del año pasado, y más de 30 intentando mantener ese ritmo esta temporada, el promedio alto se ha vuelto una hazaña. Algunos lo logran con poder, otros con contacto puro, pero todos destacan en un entorno ofensivo cada vez más hostil.
(Con información de MLB en español)