Para las personas que se han criado en la ciudad, este concepto es prácticamente desconocido. Sin embargo, para los que viven o han vivido en el campo, es un vocablo muy utilizado en el primer mes del año. Y es que se trata de un conjunto de métodos que ayudan en la predicción meteorológica del año.
Origen de las cabañuelas
Su origen proviene de la antigua Babilonia. Durante los primeros 18 días del mes de enero se predicen los meses del año y los dos días restantes para otros fenómenos. El día 19 de enero se utiliza para pronosticar el solsticio de verano y el 20 para el de invierno.
Se ha conseguido verificar una relación entre las cabañuelas y los días primero del mes de agosto. A partir de estos días podemos conocer los fenómenos climáticos que tendrán lugar todo el año. No todos los lugares donde se realizan las cabañuelas siguen de ejemplo el mes de agosto. En América del Sur, por ejemplo, utilizan el mes de enero para vaticinar el clima. Por otro lado, los hindúes emplean los meses de la mitad de invierno.
¿Cómo funciona?
Los 12 primeros días representarán cada uno de los meses venideros, de los días 12 al 14 representarán cada mes pero en sentido inverso. Es decir, el clima del 1 de enero representará el promedio del mismo mes, el clima del 2 de enero simbolizará el clima de febrero y así sucesivamente hasta el 12, que representa a diciembre.
El 13 de enero volverá a tomarse la referencia a diciembre, el 14 de enero a noviembre y así hasta regresar al 24, que simbolizará de nuevo a enero.
En los días 25 al 30 se dividen a la mitad y cada una de ellas representa a un mes. El día 31, cada dos horas son asignadas a cada mes, incluyendo las madrugadas. El clima suele ser registrado para tenerlo como guía en los meses venideros.
Algunos agricultores practican el registro y observación de las cabañuelas, con el fin de saber las fechas en los cuales podría haber heladas, altas temperaturas y así elegir cuando deben cultivar.