
Hace dos semanas el grupo CME introdujo el primer contrato del mercado de futuros del agua del mundo, que permite a los compradores y vendedores intercambiar un precio por la entrega de cantidades fijas de agua en un futuro.
Ahora bien, «el agua siempre ha tenido un precio, ya sea en una botella de agua para beber, en los alimentos que consumimos o en la energía que utilizamos”, recordó Hugo Contreras, economista ambiental y director de Seguridad Hídrica de The Nature Conservacy para Latinoamérica.
«Lo novedoso es que ahora, al estar cotizada en un mercado tan importante, su precio va a ser más visible”, recalcó.
Así, aunque «en la gran mayoría de los países del mundo, las leyes consideran el agua como un bien nacional de uso público, los estados otorgaron derechos de uso a través de concesiones o licencias administrativas o han entregado servicios a empresas privadas, en opinión de Ingrid Wehr, directora de la Heinrich Böll Stiftung de Centroamérica.
«El mercado entiende de negocios, no entiende de valores ambientales, de derechos sociales, de articulación del medio rural… Eso no cotiza en bolsa”, según Wehr.
El derecho al agua potable y al saneamiento fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2010. No obstante, «2.200 millones de personas no tienen garantizado el acceso al agua potable”, de acuerdo a Pedro Arrojo-Agudo, Relator Especial para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento de Naciones Unidas, quién también criticó duramente la «operación especulativa” que puede llevar a «quebrar economías” y «destruir tejido agrario”, además de agravar la pobreza.
Fuente bioguia