Agencias.- Un proyecto que parece salido de la ciencia ficción vuelve a ponerse sobre la mesa: construir un túnel que una Rusia y Estados Unidos bajo el estrecho de Bering. La propuesta fue presentada por Kiril Dmítriev, emisario ruso para la cooperación económica con Washington, quien sugirió que la monumental obra lleve el nombre de los presidentes Vladímir Putin y Donald Trump.
Dmítriev planteó la idea tras la primera conversación telefónica entre ambos mandatarios desde la cumbre de Alaska del pasado 15 de agosto. En su cuenta de X, escribió: “Imaginen conectar Estados Unidos y Rusia, las Américas y Afro-Eurasia con el túnel Putin-Trump, un enlace de 70 millas que simbolizaría la unidad”.
El diplomático estimó que el costo del proyecto rondaría los 65.000 millones de dólares, aunque aseguró que The Boring Company, empresa de Elon Musk, podría reducirlo a unos 8.000 millones, gracias a su tecnología de perforación avanzada.

Según Dmítriev, el Fondo Ruso de Inversión Directa, que él dirige, estaría dispuesto a financiar el proyecto junto a la compañía de Musk, con la visión de crear un corredor económico binacional que impulse la cooperación energética y el empleo en ambas naciones.
El funcionario recordó además que la idea no es nueva. Indicó que en archivos soviéticos sobre el asesinato de John F. Kennedy se menciona un plan similar impulsado por los líderes Nikita Jruschov y Kennedy, llamado “Puente Mundial de la Paz”. En esos documentos se leía: “Podría y debería ser construido inmediatamente entre Alaska y Rusia”.
El estrecho de Bering, de unos 82 kilómetros de ancho y 90 metros de profundidad máxima, separa los territorios de Chukotka (Rusia) y Alaska (EE.UU.). Fue descubierto en 1648 por el explorador ruso Semión Dezhniov, aunque lleva el nombre del navegante Vitus Bering, quien lo recorrió en 1728.
Los científicos sostienen que hace miles de años, cuando el nivel del mar era más bajo, una lengua de tierra unía Asia con Norteamérica, permitiendo la migración de los primeros humanos al continente americano.
De concretarse, el llamado “Túnel Putin-Trump” sería una de las infraestructuras más ambiciosas de la historia moderna, con potencial para cambiar el mapa geopolítico y económico del hemisferio norte.