AGENCIAS.- En Florida, Estados Unidos, el cambio de hora se realiza dos veces al año, una práctica adoptada en 1966 con el objetivo de maximizar el uso de la luz natural y reducir el consumo de electricidad.
Este ajuste temporal ocurre previo a la llegada del verano boreal y nuevamente en noviembre.
Previo al verano, los relojes se adelantan una hora, lo que otorga una hora adicional de luz solar durante la tarde.
El cambio busca aprovechar la iluminación natural y disminuir la necesidad de luz artificial en los hogares. No obstante, cada primer domingo de noviembre, específicamente a las 2 de la madrugada, los relojes se atrasan una hora, lo que marca nuevamente la una.
En 2023, este ajuste se ejecutará en las primeras horas del domingo 5 de noviembre.
La tradición de cambiar la hora tiene raíces históricas que se remontan a la Primera y Segunda Guerra Mundial. Durante estos periodos, la práctica se implementó como una medida para conservar recursos energéticos, según WebExhibits del Instituto para el Progreso Educativo Dinámico (IDEA).
La medida no ha estado exenta de controversia. En Estados Unidos, hay argumentos tanto a favor como en contra del cambio de hora, conocido como Daylight Saving Time.
Mientras algunos defienden los beneficios en términos de ahorro de energía y tiempo adicional para actividades al aire libre, otros argumentan que los cambios pueden afectar negativamente el reloj biológico al poder causar trastornos del sueño y otros problemas de salud.