Agencias.- La incertidumbre marca el clima político en Honduras, donde más de una semana después de las elecciones generales del 30 de noviembre los ciudadanos siguen sin conocer al ganador. El escrutinio avanza con lentitud, mientras las diferencias mínimas entre los candidatos alimentan dudas y críticas sobre el proceso.
El retraso comenzó desde el mismo día de las votaciones, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) atribuyó las demoras a “fallas técnicas”, lo que postergó el primer boletín oficial y desató cuestionamientos, especialmente del candidato Nasry “Tito” Asfura. El primer corte lo favoreció por un margen estrecho frente a Salvador Nasralla, aunque desde entonces ambos han alternado el liderato.
Con el 88,02 % de las actas procesadas, Asfura mantiene una ventaja cercana a 20.000 votos, una cifra insuficiente para declarar vencedor. La falta de nuevas actualizaciones desde el viernes, por problemas técnicos, elevó la presión sobre el CNE, mientras Nasralla exige un “conteo limpio”. El organismo anunció el domingo que reiniciaría el escrutinio tras completar ajustes con la empresa encargada.
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La crisis se agrava por la baja credibilidad del CNE, integrado por representantes de los principales partidos, cuyos enfrentamientos han marcado el proceso desde las primarias del 9 de marzo. Las denuncias de presunto fraude han venido de todas las agrupaciones, incluso antes del día de la votación, lo que profundiza el desgaste institucional.
El sistema electoral hondureño ha sido señalado por su fragilidad, pese a décadas de recomendaciones de la OEA, la Unión Europea y organizaciones civiles para impulsar reformas. La falta de un mecanismo independiente y robusto vuelve a quedar expuesta en momentos críticos como el actual.
El país destinó 150 millones de dólares para modernizar el proceso e incorporar tecnología que garantizaría resultados rápidos y confiables, sin embargo, la empresa contratada también enfrenta señalamientos. Los retrasos han desatado interrogantes sobre la gestión técnica y la claridad del proceso.
Aunque la ley otorga al CNE un plazo de 30 días para ofrecer los resultados finales, los repetidos parones en el conteo hacen incierto el momento en que Honduras conocerá al ganador, mientras el ambiente político se torna cada vez más tenso.
