Redacción Internacional.- La devastación se extiende por Birmania tras el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el país el pasado viernes, dejando miles de muertos y comunidades enteras en ruinas. En Mandalay, una de las ciudades más afectadas, los edificios colapsados y los escombros en las calles reflejan la magnitud del desastre, mientras cientos de personas duermen a la intemperie, temerosas de nuevas réplicas.
Videos que circulan en redes sociales muestran el impacto del sismo, que no solo destruyó infraestructuras, sino que también ha dejado a miles de familias sin hogar y varios desparecidos.
Cuatro días después del desastre, la situación sigue siendo crítica. Más de 2.000 personas han muerto, más de 3.900 han resultado heridas y al menos 270 continúan desaparecidas. En Mandalay, la segunda ciudad más poblada, la destrucción es generalizada, con viviendas y templos reducidos a ruinas.
Muchos residentes han pasado las últimas noches al raso, temerosos de nuevas réplicas o del colapso de edificios que han quedado inclinados y a punto de derrumbarse.
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Las labores de rescate continúan, con equipos locales e internacionales trabajando contra el tiempo para encontrar sobrevivientes. Este martes, una mujer de unos 60 años fue rescatada con vida tras permanecer 91 horas atrapada bajo los escombros en la capital Naipyidó. Sin embargo, el número de víctimas podría seguir en aumento a medida que los rescatistas acceden a zonas incomunicadas.
El hedor de los cuerpos atrapados empieza a ser intenso en algunos sectores de la ciudad, y un crematorio en las afueras ha recibido ya cientos de cadáveres. Mientras tanto, la junta militar ha declarado una semana de luto nacional hasta el 6 de abril, y por primera vez ha solicitado ayuda internacional, permitiendo la llegada de más de 1.000 rescatistas de China, Rusia e India.
Las imágenes del video reflejan la magnitud del desastre y la desesperación de los habitantes de Mandalay, una ciudad que, en cuestión de segundos, quedó marcada por la tragedia.
