Salud.- La espinaca se ha consolidado como uno de los vegetales más valorados por la nutrición moderna, no solo por su versatilidad en la cocina, sino también por su impacto positivo en la salud. Diversos estudios confirman que esta hoja verde contribuye a la prevención de enfermedades y fortalece distintos sistemas del organismo.
Su perfil nutricional es amplio, ya que aporta vitaminas A, C, K, ácido fólico, hierro y calcio, nutrientes clave para el correcto funcionamiento del cuerpo. Una sola taza cocida puede cubrir más del 100% de la dosis diaria recomendada de vitamina K, fundamental en la salud ósea y la coagulación sanguínea.
El primer beneficio reconocido es su acción antioxidante, que ayuda a reducir el estrés oxidativo. Investigaciones de la National Library of Medicine señalan que un consumo frecuente de espinaca se asocia con un menor riesgo de enfermedades vinculadas al daño celular.
En segundo lugar, la espinaca tiene un efecto positivo en la salud cardiovascular. Según el National Institute of Health, su consumo regular contribuye a reducir la presión arterial central gracias a su aporte de nitratos naturales, lo que mejora la circulación y protege el corazón.
El tercer beneficio está en la salud ocular y ósea. Los antioxidantes como la luteína y el betacaroteno ayudan a preservar la visión, mientras que la vitamina K y el calcio refuerzan la densidad de los huesos, reduciendo el riesgo de fracturas y problemas de movilidad en el futuro.
Un cuarto punto importante es su efecto antiinflamatorio, ya que contiene compuestos que apoyan la desintoxicación hepática y ayudan en condiciones como la artritis. Expertos explican que no es necesario consumirla en jugo, sino integrada en comidas diarias, para obtener este beneficio.
Finalmente, la espinaca es aliada en el control del peso, ya que con apenas 23 calorías por cada 100 gramos y su alto contenido en fibra, prolonga la sensación de saciedad, regula el apetito y favorece una digestión adecuada.
Especialistas recomiendan consumirla cocida o escaldada, lo que mejora la absorción de minerales como el hierro y el calcio, y reduce los oxalatos que pueden favorecer la formación de cálculos renales. No obstante, su ingesta debe moderarse en personas bajo tratamiento con anticoagulantes, debido a su alto contenido de vitamina K.
La evidencia científica confirma que la espinaca, consumida de forma regular y equilibrada, es un recurso sencillo y eficaz para potenciar la salud, con beneficios que abarcan desde el corazón hasta el sistema digestivo.