El Ministerio de Educación anunció que en abril venidero más de 120 servidores de la educación que trabajan a nivel preuniversitario serán sometidos a la Evaluación de Desempeño Docente (EDD).
Es una muy buena noticia, porque un sistema educativo que funcione en forma adecuada debe tener como uno de sus pilares la evaluación de los profesores y su capacitación permanente.
Satisface saber que los profesores que obtengan más de un 70 porciento en la evaluación van a recibir incentivos económicos escalonados. Y que a mayores calificaciones, habrá más incentivos.
Y es bueno escuchar que la Asociación Dominicana de Profesores, la siempre combativa ADP, se ha sumado a los esfuerzos para que la evaluación de desempeño del personal docente sea exitosa.
Los países que invierten bien en la educación de sus ciudadanos tienen mayores posibilidades de desarrollo, progreso y bienestar. Y hacerlo bien implica, en gran medida, formar cada vez más a sus maestros. Un maestro deficiente no forma bien a sus alumnos.
La educación dominicana tiene muchos retos por delante. Mejorar en compresión lectora, en lenguaje y en matemáticas, idiomas, así como en ciencias, por solo citar algunos, es vital para nuestra nación.
Hace varias décadas en las aulas se fomentaban los llamados careos. Eran individuales, por cursos y hasta por colegios. Esa práctica se ha perdido, mientras la mediocridad se apodera de las redes sociales y la juventud baila las obscenas canciones de muchos “exponentes urbanos”.
Hay que incentivar la excelencia docente para fomentar la mejoría en el desempeño escolar. Los profesores necesitan tener una vida digna, pero deben obtenerla con su capacitación permanente.
A las escuelas no puede ir como docente quien no sea exitoso en una profesión cualquiera, sino quien tenga vocación para enseñar y, del mismo modo, para nunca dejar de aprender.
