Los Ángeles – Las palabras de Bad Bunny resonaban por los altavoces del Dodger Stadium mientras el boricua Enrique “Kike” Hernández se acercaba a la caja de bateo en la parte baja de la cuarta entrada con la carrera del empate en base.
“Caminando en la luna, Michael Jackson/Mr. Octubre, Reggie Jackson”.
Y, como era de esperar, tal como lo ha hecho tantas veces antes en la postemporada, Hernández respondió a la hora buena.
“El Kike de Octubre es algo bastante especial”, comentó el manager Dave Roberts. “Y su historial habla por sí solo. A lo largo de la historia, es uno de los mejores en la postemporada”.
Al cuarto pitcheo del turno, Hernández le hizo swing a una recta de cuatro costuras en la esquina superior externa de la zona y conectó una línea por el hueco del jardín derecho para un doblete, mientras Max Muncy anotaba. Fue la carrera impulsada número 36 de Hernández en su carrera de postemporada, empatando a Freddie Freeman en el décimo lugar entre los jugadores activos.
“Se siente genial”, expresó Hernández sobre la barrida a los Rojos. “Al llegar, sabíamos que era un equipo peligroso. Tienen un muy buen lanzador abridor, un bullpen sorprendentemente bueno y algunos batalladores que pueden poner la bola en juego. Son un equipo muy rápido, atrapan la bola y hacen bien los fundamentos”.
“Sabíamos que no iba a ser fácil”.
Pero al final de todo, la mesa estaba servida para que el “Kike de Octubre” hiciera de las suyas.
“Eso fue enorme”, indicó Roberts. “Kike es obviamente alguien que da energía. Cuando está jugando, y jugando bien, los muchachos se alimentan de eso”.
Pero hace apenas unas semanas, Hernández ni siquiera estaba seguro de si jugaría en octubre. Participó en apenas 93 juegos esta temporada —su menor cantidad desde el 2022— y se perdió más de un mes por una inflamación en el codo izquierdo. Hubo un momento en que Hernández pensó que su temporada había terminado.
Incluso cuando estaba en el terreno, Hernández tuvo dificultades. Bateó para .203/.255/.366. Su OPS de .621 fue el más bajo en nueve años. No fue hasta que Muncy se ausentó de los últimos cuatro encuentros de la temporada regular con una contusión en la pierna que Hernández pudo conseguir turnos al bate consistentes contra lanzadores derechos.
Aun así, el presidente de operaciones de béisbol, Andrew Friedman, tuvo en cuenta el historial de Hernández en octubre cuando él y Roberts finalizaron el roster del Comodín. El enfoque y la energía que aporta, sus capacidades defensivas y su habilidad para ralentizar el juego en los grandes momentos, ayudó a que Friedman y Roberts se sintieran cómodos apostando por el boricua.
“Sé que me trajeron aquí para este tipo de momentos”, dijo Hernández. “Apesta que durante 162 juegos no me fue muy bien. Pero una vez que llegamos aquí, eso realmente no importa”.
La belleza de la postemporada para Hernández reside en cómo puede cambiar completamente el guión de lo que sucedió a lo largo de 162 partidos. Puedes tener un mal año y empezar de cero en la postemporada. Haz grandes jugadas, ayuda a tu equipo a ganar, y la narrativa sobre un jugador se pone de cabeza. Lo contrario también puede ser cierto.
Octubre forja legados, pero también puede romperlos.
“Nadie recuerda nunca lo que hiciste en la temporada regular”, culminó Hernández. “Todo el mundo recuerda lo que pasó en los playoffs”.