La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 17 de octubre como el “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza” en 1992, con el fin de promover una mayor conciencia de la necesidad de erradicar la pobreza y la indigencia.
Esta iniciativa, la cual destaca la necesidad de una alianza verdaderamente global, fue impulsada por Francia y Burkina Faso, y apoyada por el resto de los países del sistema internacional.
Según la ONU, la pobreza no es solo una cuestión económica, sino que debemos dejar de observarla exclusivamente como una falta de ingresos.
También señala que, pese a que la tasa de pobreza mundial se ha reducido a la mitad desde el año 2000, en las regiones en desarrollo aún una de cada diez personas, y sus familias, sigue subsistiendo con 1,90 dólares diarios.
Del mismo modo, el Banco Mundial afirma que “por primera vez en más de dos décadas la tasa de pobreza extrema aumentará, con lo que se revertirá la tendencia que permitió sacar de la pobreza a cientos de millones de personas”.
Igualmente, que el 30% de los nuevos pobres del mundo residirá en zonas urbanas, en comparación con el 20% de los pobres existentes.
