NOTICIAS RNN, SANTO DOMINGO.- Para Eleuterio Martínez, que acaba de renunciar como presidente de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, su renuncia al cargo es una «liberación». Lo dice porque se va satisfecho de los aportes que deja: 31 libros de texto que se usan en las escuelas públicas (Matemáticas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Lengua Española), transparencia institucional, una gran investigación de Valle Nuevo, un proyecto de agricultura limpia y saneamiento del río Ozama y otros afluentes.
En conversación telefónica con este redactor, el ingeniero Martínez informa que no estuvo presente el sábado cuando se produjo su dimisión, sino que envió la carta autorizando esa decisión. Deja claro que en este proceso estará acompañando y aportando su experiencia a los cinco miembros de la comisión de transición, quienes no fueron los causantes de la situación.
Por cierto, habla de cierto «interés» que tienen algunos académicos por manejar los recursos financieros de la institución, y deja bien claro que su renuncia facilita la transición hacia la nueva directiva que será escogida dentro de tres meses.
El renunciante anhelaba producir los textos escolares que ahora se utilizan en el sistema dominicano de educación, y apunta que los recursos generados por esos libros están sirviendo para desarrollar otros proyectos e investigaciones. En este sentido destaca su gran anatomía del parque de Valle Nuevo, un proyecto que no ha concluido pero que promete terminarlo para dejarlo como un legado a la sociedad dominicana.
Martínez adora Valle Nuevo, se reconoce como su creador y padre ecológico. Fue él quien logró que fuera declarado parque nacional, siendo el área protegida más importante del país. Y lo es porque Valle Nuevo abastece a 15 de las 34 presas y porque el 70 por ciento de la población dominicana recibe agua de ese manantial.
«Hay que cuidar Valle Nuevo como una tacita de porcelana», expresa con el tono del padre que cuida a su hijo.
Cuentas claras: transparencia y honestidad
El académico y científico pidió una auditoría que ya está concluyendo la Contraloría General de la República, para que así se ratifique la transparencia y pulcritud que tuvo manejando los fondos de la Academia de Ciencias.
Le faltaba un año y medio para finalizar su mandato, pero quiso facilitar las cosas y abrir el camino hacia una transición necesaria, que deberá culminar con la elección de su sucesor en el cargo.
No le interesa volver a dirigir la institución: su mayor deleite es finalizar el proyecto de Valle Nuevo y otras investigaciones que tiene en marcha.
Amenazas sobre el Valle de San Juan
Con su calidad profesional y su bagaje científico, Martínez establece que el Valle de San Juan se vería seriamente lesionado y perjudicado si explotan la mina Los Romero en esa demarcación, porque esa área es «un valle agrícola, no minero».
Además, según él, esa empresa aurífera pondría en riesgo la producción de habichuelas, contaminaría el río San Juan y la presa de Sabaneta, pero sobre todo, el oro a producirse sería «pírrico». Para él, en definitiva, no valdría la pena. Se sacarían unas menudas pepitas a cambio de un ecologicidio. Y eso eso hay que evitarlo, y dejar que el Valle de San Juan siga siendo «el Granero del Sur».