28 C
Santo Domingo
lunes 29, septiembre, 2025

Contundentes acciones contra el microtráfico

Que la Dirección Nacional de Control de Drogas, antes de que termine este mes de septiembre, haya incautado en allanamientos a puntos de drogas más de 400 kilos de cocaína, cerca de 850 libras de marihuana y 14 kilos de crack, entre otras sustancias prohibidas, demuestra que ese organismo exhibe una gran eficiencia en la lucha contra el microtráfico.

La labor en los últimos cinco de la DNCD que comanda el vicealmirante José Manuel Cabrera Ulloa, ha sido reconocida a nivel local e internacional, por los extraordinarios resultados a favor del país y de las naciones hacía donde normalmente se embarcan miles toneladas de drogas fuertes interceptadas por su equipo con la colaboración del Ministerio Público y de otros cuerpos armados. Esas incautaciones le han quitado negocios al crimen organizado internacional y probablemente evitado adicciones y muertes de muchas personas

Pero estos resultados admirables, récord y que enorgullecen a los dominicanos de buena voluntad, para rescatar una frase en desuso, no dejan de producirle a todo espíritu medianamente crítico o realista, una sensación agridulce.

Agridulce porque al sentimiento de satisfacción -y hasta de alegría- que nos embarga cuando uno se entera de que la DNCD incautó diez, veinte, cien y hasta miles de kilos de cocaína que entraban o salían del país, a no pocos dominicanos les despierta, en ocasiones, una legítima preocupación sobre el origen de tanta droga.

¿Por dónde entran a la República Dominicana tantas toneladas de cocaína, marihuana y otros estupefacientes? La respuesta es simple: por vía marítima, fundamentalmente, por nuestra amplias y medianamente vigiladas costas. Y, también, pero en mucho menor medida, por la frontera con Haití.

Todo eso tiene una sencilla explicación: somos un puente geográfico ideal para el trasiego de droga hacia los Estados Unidos y Europa. El Departamento de Estado de los Estados Unidos dice eso último cada año en un informe anual y mucha gente del país se indigna y lo niega.

No somos un país productor de drogas, como muchas veces nos pintan desde Washington, sino que formamos parte –usando quizás impropiamente un concepto en boga– de la “cadena de suministro” de las drogas hacia otras naciones, además de un mercado de consumo en expansión.

Ahora bien, hay quienes sostienen que las acciones militares norteamericanas contra lanchas cargadas de droga procedente de Venezuela han mermado el ingreso de drogas al país por vía marítima. Es plausible arribar a esa conclusión, aunque resulta difícil –o tal vez aventurado– ponerle un número al impacto, en términos de porcentaje de la droga que entra al país, a causa de esos hundimientos.

Ojalá que ese bloqueo antidrogas desplegado por buques y aviones norteamericanos, se prolongue en el tiempo y que, incluso, permita interceptar todas, o un buen número, de las embarcaciones marinas (y submarinas dicen) que parten de las costas colombianas cargadas de estupefacientes hacia nuestras aguas.

Eso sería bueno, porque a nuestras costas dejaría de llegar tanta droga, poniendo en riesgo la seguridad nacional, la integridad institucional, la transparencia de las actividades económicas y la salud de nuestra juventud.

spot_img

Últimas noticias

- Advertisement -spot_img

Relacionado

Nosotros y la ONUDC

Nosotros y la UNODC

- Advertisement -spot_img