A todos nos pasa de sentirnos preocupados y estresados de vez en cuando. Diariamente nos encontramos desbordados con tareas pendientes, facturas, miedos, relaciones personales y lo que la sociedad se espera de nosotros. Tener ansiedad es normal, es lo que nos tiene despiertos y activos, listos para reaccionar en caso de necesidad. La ansiedad en sí misma es una reacción natural intrínseca del ser humano, un instinto que se desarrolló para que podamos estar preparados a escapar o luchar en caso de peligro.
Sin embargo, hay veces en las que la ansiedad deja de tener un nivel normal y empieza a interferir con la vida diaria de las personas y se convierte en un obstáculo que nos impide vivir normalmente. En este caso, los psicólogos hablan de trastorno de ansiedad generalizada, bien diferente del tener un poco de preocupación y estrés de vez en cuando, que es muy común.
El trastorno de ansiedad generalizada afecta el 35 % de la población mundial y puede llegar a ser difícil de manejar y hacernos la vida más dura: tareas simples como salir de casa y coger el metro pueden convertirse en una pesadilla y desembocar en ataques de pánico o ansiedad.
Es importante aprender a reconocer cuando nuestra ansiedad se ha convertido en un problema diario, y cuando tenemos que pedir ayuda. Hay mucho que podemos hacer para aprender a gestionar la ansiedad en nuestro día a día e impedir que interfiera demasiado con nuestra vida.
Ejercicios de respiración
Lo más aconsejado para aprender a gestionar la ansiedad es empezar a hacer ejercicios de respiración. Hacerlos es muy simple: hay que enfocarse en la propia respiración e inspirar durante 5 segundos, luego espirar durante 5 segundos, y seguir así unos minutos. Especialmente en situaciones de pánico, si sentimos que estamos a punto de tener un ataque de ansiedad, enfocarnos en nuestra respiración puede ayudarnos a calmarnos y recuperar el control sobre la situación. Varios estudios han demostrado que la meditación ayuda mucho a gestionar los problemas de ansiedad, y meditar tan solo 10 minutos al día puede mejorar tanto el estrés como los trastornos de ansiedad y depresión.
Visualiza tu situación
Un efecto muy común de la ansiedad es tener miedos muy fuertes (que a veces pueden desembocar en paranoias sin control) sobre cosas que tienen pocas probabilidades que pasen realmente. Si sientes que un miedo se te está yendo de las manos, intenta visualizar mentalmente la situación para darte cuenta de las posibilidades reales que pase lo que temes. Te darás cuenta que en realidad la mayoría de los miedos que tenemos son infundados.
Encuentra una distracción
Si sufres de ansiedad es posible que hayas ya aprendido a entender cuales son las situaciones en las que tu ansiedad se desencadena más frecuentemente. En estos casos, es una buena idea llevar contigo una distracción para que tu mente pueda enfocarse más en ella y menos en la preocupación. Por ejemplo, si tienes ansiedad cuando coges el metro porque estás rodeado de gente, lleva contigo un libro y leelo durante el trayecto. El tiempo pasará más rápido y tu cabeza estará tan concentrada en leerlo que tendrá menos posibilidad de preocuparse.
Escribe tus pensamientos
Escribir tus emociones es siempre una buena idea. Los psicólogos lo suelen aconsejar de forma habitual para aquellos que sufren de ansiedad o depresión. Expresar tus preocupaciones y sensaciones, ponerlo negro sobre blanco puede ayudarte a tener más claro que pasa en tu cabeza, cúal es el proceso mental que siguen tus pensamientos y también porqué te sientes así.
Identifica la causa
Es posible que te des cuenta que tu ansiedad está generada por situaciones (o personas) específicas. Aprender a distinguir cuál es la causa puede ayudarte a tener más control sobre tus emociones, ya que podrás entender porque esta persona o situación te causa ansiedad, y trabajar con esta información para gestionar mejor lo que sientes.
Hacer terapia
Por supuesto, el consejo más importante que podemos dar a alguien que sufre de ansiedad y siente que está afectando mucho su vida, es empezar a hacer terapia. Las herramientas y soporte que puede darte un experto psicoterapeuta son fundamentales para entender la causa de tus problemas, y de allí poder aprender a gestionarlos. No tenemos que avergonzarnos de sentirnos débiles, ya que no hay nada malo en pedir ayuda. Lo más importante es cuidar de nuestra salud, tanto física como mental.