Salud.– El acoso escolar tiene efectos profundos en el desarrollo neurológico, según un estudio reciente del Trinity College en Dublín, que evidencia alteraciones en 49 regiones clave del cerebro en adolescentes víctimas de bullying. El estudio, que analizó más de 2,000 jóvenes de distintos países europeos, muestra cómo el acoso afecta funciones como la memoria, el aprendizaje y la regulación emocional.
Los hallazgos destacan que áreas como la amígdala y la corteza prefrontal presentan cambios estructurales en víctimas, predisponiéndolas a problemas de salud mental, como depresión y ansiedad. Especialistas señalan que el bullying crónico genera un impacto duradero en el cerebro, afectando cómo las víctimas perciben y responden a situaciones de estrés.
Darren Brody, coautor del estudio, detalla que las consecuencias neurológicas del bullying pueden variar según el tipo de acoso y el género. Las niñas suelen experimentar manipulación emocional, mientras que los niños presentan más secuelas en regiones motoras y sensoriales debido al acoso físico. Este impacto diferencial muestra la complejidad del problema y su influencia en el desarrollo integral de las víctimas.
María Zysman, psicopedagoga y fundadora de Libres de Bullying, explica que el fenómeno del acoso no siempre sigue patrones de género en Argentina, donde tanto niñas como niños recurren a diferentes formas de violencia. A su vez, Nicolás Schnitzler, neurólogo infantil, advierte que el ciberbullying aumenta la cantidad de afectados y representa un desafío adicional para la salud mental.
La investigación enfatiza la urgencia de políticas de prevención y de programas de apoyo en el entorno escolar y social, pues el bullying se ha convertido en un problema de salud pública que afecta la arquitectura cerebral y condiciona el bienestar de niños y adolescentes a largo plazo.