AFP.- Detrás de enormes cercas de metal reforzadas con alambre de púas, hombres vestidos de azul juegan vóley y básquet. Son migrantes primerizos que esperan por asilo o deportación en un centro de detención de Texas.
Antigua base naval, el centro de detención Port Isabel, en la ciudad estadounidense de Los Fresnos, está a pocos kilómetros de la línea de frontera con México y sirve como lugar de procesamiento de migrantes que han cruzado irregularmente.
Provenientes de América Latina, África y Asia, miles cruzan a diario desde México hacia Estados Unidos en busca de refugio y empleo. Tras entregarse a los guardias de frontera, las familias suelen ser liberadas con rapidez, bajo promesa de presentarse ante un juez de migración.
Pero los viajeros solitarios suelen terminar en un centro como éste.
«Estos detenidos representan un riesgo a la seguridad nacional, a la seguridad pública, están tratando de evadir los esfuerzos de control de la frontera o cruzaron ilegalmente», explicó Miguel Vergara, director de la oficina local de Operaciones de Ejecución y Deportación, durante una visita de prensa a las instalaciones.
Este centro de detención recibe hombres. A su ingreso, son enviados a celdas comunitarias de gruesas puertas metálicas y paredes crema. Pueden ser observados a través de un vidrio.
Allí permanecen un máximo de 12 horas antes de ser clasificados: uniforme azul para el primerizo, naranja para el que tiene algún tipo de antecedente y rojo para quien representa peligrosidad.
Recientemente el presidente Joe Biden, buscando abordar un tema complejo a cinco meses de su contienda presidencial con Donald Trump, anunció una norma para frenar el flujo de migrantes.
Cerrarán la frontera a los solicitantes de asilo una vez que se haya procesado a 2,500 personas en un día. También facilita las deportaciones, una exigencia de la derecha estadounidense, que lo acusa de permitir el ingreso de criminales al país.
Pero este centro se mantiene cerca de su máxima capacidad. Este lunes custodiaban a 1,006 migrantes, de un total de 1,175 espacios.
«El número se mantiene estable por la localidad en donde estamos», detalló Vergara.
«La migración se está desplazando hacia el oeste, por lo que tal vez haya disminuido un poco, pero es sólo cuestión de tiempo» de que las instalaciones en otros lados se llenen para que sean derivados hasta aquí, explicó.
Varios idiomas
En las paredes de las celdas, que pueden guarecer hasta a una veintena de personas, se lee información en 15 idiomas.
Tras recibir sus uniformes, pasan por el área clínica del centro. En la mañana del lunes, un joven de Ecuador y otro de Guatemala se recuperaban en uno de los cuartos.