
Foto: JOSEP LAGO / AFP.
San Fernando de Henares, España (AFP).- La justicia española comenzó el proceso contra tres hombres sospechosos de haber apoyado la célula yihadista que cometió en agosto de 2017 un doble atentado con 16 víctimas mortales en Barcelona y otra ciudad catalana.
Bajo fuerte vigilancia policial, el juicio arrancó alrededor de las 10H15 de la mañana (09H15 GMT) ante la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, al este de Madrid. Se espera que dure hasta el 16 de diciembre.
En el banco de los acusados, en una cabina protegida por un grueso vidrio, separados por un metro y medio de distancia y con mascarilla, se sentaron dos presuntos miembros de la célula yihadista y un presunto colaborador.
Los ataques del 17 y 18 de agosto, reivindicados por el grupo Estado Islámico, tuvieron como escenarios la popular avenida de las Ramblas, en pleno centro de Barcelona, donde una furgoneta arrolló a toda velocidad a decenas de personas, y el paseo marítimo de Cambrils, 100 km al suroeste.
Los autores materiales fueron abatidos por la policía, entre ellos Younes Abouyaaqoub, un marroquí de 22 años que al volante de una furgoneta irrumpió la tarde del 17 de agosto en las concurridas Ramblas de Barcelona y mató a 14 personas. En su fuga, el atacante asesinó a otra persona para robarle su vehículo.
Horas después de la masacre en las Ramblas, el paseo más célebre de Barcelona, cinco miembros de la célula perpetraron un segundo ataque en Cambrils, donde atropellaron a varios peatones en el paseo marítimo y acuchillaron mortalmente a una mujer.
Los cinco fueron abatidos y la misma suerte corrió Younes Abouyaaqoub, localizado días más tarde en una zona vinícola a unos 30 km de Barcelona.
Una célula con planes megalómanos
El proceso comenzó con la declaración del principal acusado, Mohamed Houli Chemlal, de 23 años, acusado de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos, delitos por los que la fiscalía solicita 41 años de cárcel.
En su intervención, Chemlal, vestido con un chándal gris y azul oscuro, dijo con cierta apatía estar arrepentido y puso de relieve su «voluntad de colaborar» durante la instrucción.
En los interrogatorios policiales, el joven reveló a los investigadores el plan inicial de la célula: atentar con bombas contra objetivos icónicos como la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
En la documentación incautada, los investigadores también hallaron información sobre el estadio del FC Barcelona y la Torre Eiffel de París.
El megalómano plan se vio frustrado por una explosión accidental la noche del 16 de agosto en Alcanar, una localidad de la costa catalana donde los yihadistas habían estado preparando los explosivos. El incidente precipitó la acción de la célula.
En la explosión resultó herido Chemlal y murió Abdelbaki Es Satty, el imán marroquí de 44 años que radicalizó a la célula, compuesta de cuatro parejas de hermanos y organizada como una burbuja donde la confidencialidad y el secretismo eran máximos.
Durante la declaración de Chemlal, se emitieron en la sala unos vídeos de los jóvenes probándose los chalecos explosivos y bromeando sobre el «mucho daño» que harían.
El segundo acusado es Driss Oukabir, marroquí de 31 años y hermano de uno de los atacantes de Cambrils, procesado con los mismos cargos y con una solicitud de 36 años de cárcel por alquilar la furgoneta utilizada en las Ramblas.
Oukabir aseguró que “no tenía relación con ellos” y que su hermano le pidió alquilar el vehículo para una mudanza. “Yo no era una persona religiosa ni practicante”, dijo al acusado, que reconoció consumir alcohol y drogas.
El tercer procesado, Said Ben Iazza, para quien la fiscalía pide 8 años por prestar su vehículo y documentación a la célula, alegó desconocer sus planes.
A diferencia de la fiscalía, las acusaciones quieren imputar a los acusados los ataques.
«El hecho que estas personas no participaran materialmente (…) de los asesinatos no significa que no se les puede acusar y no se les puede condenar» por los atentados, declaró antes del juicio Antonio Guerrero, abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
En el doble atentado murieron personas de nacionalidades muy diversas (España, Estados Unidos, Portugal, Italia, Bélgica, Canadá, Australia, Argentina), y entre ellas había dos niños de 3 y 7 años, arrollados en las Ramblas.