Santo Domingo, RD.- Los programas del Gobierno a través de los años queriendo hacer mejoras en las viviendas lo que han hecho es destruir la arquitectura vernácula.
La afirmación la hizo el arquitecto Esteban Prieto Vicioso en el programa Entre Puntos, producido y conducido por Mónica Gutiérrez Fiallo por RNN (canal27), al referirse a la situación actual de las viviendas propias del país.
“Tengo 40 años estudiando y dando clases sobre la arquitectura vernácula. Los fines de semana nos íbamos en grupos a diversos lugares del interior del país para hacer levantamientos de tipologías de arquitectura”, afirmó Prieto.
“Sin embargo, cada vez se me hace más difícil llevar a mis estudiantes a algún lugar porque esa tipología ha ido desapareciendo”, agregó el profesional.
Explicó que la vivienda de tabla de palma representa la arquitectura dominicana porque no fue utilizada ni en África ni en Europa, sino que es algo caribeño.
Mientras que la vivienda indígena utilizaba palos parados muy pegados uno del otro en formación de plantas circulares, la tabla de palma la utilizaban los indígenas para hacer machetes indígenas, como arma de defensa porque no conocían los metales.
“El bahareque (embarrado) es lo que muchos dicen que es traído por los africanos, pero no he logrado encontrar documentación que afirme que esto es cierto. La palabra bajareque es una voz taina, ósea que existía antes de llegaran los africanos”, afirmó el arquitecto.
Bahareque, bajareque, bareque o fajina es la denominación de un sistema de construcción de viviendas a partir de palos o cañas entretejidos y barro recubriéndolos.
Esta técnica ha sido utilizada desde épocas remotas para la construcción de vivienda en pueblos indígenas de América.
La arquitectura vernácula, nace como respuesta a las necesidades básicas de guarecerse de la intemperie, de vivir en familia, en comunidades, como una síntesis de lo que fueron, en su momento, las soluciones constructivas que se iban heredando de generación, en generación.
Sobre cómo solucionar el problema
Prieto entiende que se deben aprovechar los materiales de la naturaleza para facilitarles a los residentes en las zonas campestres la contrucción de vivienda de esta índole.
“Vamos a llevarle escremento de vaca a las comunidades para que puedan utilizar esto como solución habitacional, para cuidar de que ese sello característico de nuestros campos no se pierda, o más bien no termine de desaparecer”, indicó.
Expresó que teme que ocurra como en el poblado de Otra Banda en Higuey, en donde, según comenta, la gente las ha ido eliminando.
Sostuvo que, por ser una zona turística, comienzan a ganar dinero y entonces construyen casas de block, pero esto porque desconocen que las viviendas vernáculas tienen un potencial turístico mucho más grande.
“Hace unos años en una conferencia que tuvimos en la UNESCO, con participantes de todos los países del mundo, se quedaron maravillados con las casitas de Pueblo viejo, Azua. Cuando fui recientemente quedé decepcionado. Eso era un potencial que tenía pueblo viejo y lo perdió”, añadió.