Lieuron, Francia (AFP).- Unas 2,500 personas asistieron a una fiesta clandestina de Año Nuevo en el noroeste de Francia, lo que provocó violentos enfrentamientos con la Policía que no pudo detenerla y sembró la preocupación por la propagación del coronavirus.
Los fiesteros habían organizado el evento ilegal en Lieuron, al sur de Rennes, en el departamento de Bretaña, después de escaramuzas con la policía.
Muchos seguían en el lugar el viernes cuando se instaló un cordón sanitario a su alrededor y los presentes habían llegado de toda Francia e incluso del extranjero.
Los oficiales intentaron «impedir este evento, pero enfrentaron una feroz hostilidad por parte de muchos asistentes a la fiesta» que prendieron fuego a uno de sus autos y arrojaron botellas y piedras.
Este tipo de reuniones masivas están estrictamente prohibidas en Francia para evitar la propagación del covid-19, a lo que se suma un toque de queda en vigor desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana en todo el país, que no se levantó para el Año Nuevo.
Los informes policiales indicaron que la fiesta tuvo lugar en un hangar vacío que pertenece a una empresa de almacenamiento, por lo que los fiscales abrieron una investigación por la organización ilegal del encuentro musical y por la violencia premeditada contra las autoridades.
Gerald Darmanin, ministro del Interior, dijo que se habían desplegado 132.000 policías en Francia durante la Nochevieja para garantizar la seguridad y el respeto al toque de queda.