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viernes 10, octubre, 2025

Red de estafa habría provocado pérdidas por más de US$5 millones a más de 400 envejecientes en EE.UU.

Más de USD 5 millones en pérdidas sufridas por más de 400 adultos mayores en los EE. UU.

Boston, EE.UU. – Trece personas fueron acusadas, en Massachusetts, Estados Unidos, de armar un esquema transnacional de fraude contra personas envejecientes de Estados Unidos, la cual utilizaba para sus operaciones un “call center” en República Dominicana.

En total, la investigación identificó a más de 400 víctimas con una edad promedio de 84 años, incluyendo al menos a 50 en Massachusetts, y pérdidas que superan los USD 5 millones.

Según la acusación los estafadores hacían creer a sus víctimas que sus nietos u otros familiares cercanos estaban en problemas y necesitaban dinero urgente.

Según los documentos de acusación, los imputados, dirigidos por Oscar Manuel Castaños García, quienes manejaban un sofisticado “call center” en República Dominicana que engañaba a adultos mayores en los Estados Unidos. Una vez obtenían el dinero, supuestamente lo lavaban y enviaban de vuelta a República Dominicana.

El caso está siendo procesado por el fiscal federal adjunto David M. Holcomb, de la División Criminal de la Fiscalía del Distrito de Massachusetts, en colaboración con la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia, la Policía Nacional dominicana, la División Especial de Investigación del Crimen Organizado Internacional (DEICROI), la Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) y el Ministerio Público.

Se alega que Castaños García supervisaba varios call centers en el país, empleando a cómplices que hablaban inglés y ejecutaban lo que comúnmente se conoce como “estafa de los abuelos”. Estas estafas comenzaban con un empleado “iniciador” que llamaba a la víctima haciéndose pasar por un nieto o nieta que había tenido un accidente. Luego, un “cerrador” supuestamente hacía una segunda llamada, haciéndose pasar por el abogado del nieto, solicitando una suma de dinero para cubrir gastos relacionados con el accidente. Castaños García supuestamente operaba estos call centers con la ayuda de varios gerentes que supervisaban, entrenaban y pagaban a los empleados.

De acuerdo con la acusación, los operadores del centro de llamadas instruían a las víctimas para entregar dinero en efectivo a “mensajeros” en los Estados Unidos. En la mayoría de los casos, les indicaban que entregaran el paquete con efectivo a conductores de servicios de transporte por aplicación, quienes eran enviados a la casa de la víctima por un mensajero. Estos conductores, sin saberlo, llevaban el dinero a los mensajeros en puntos de entrega cercanos. En otros casos, las víctimas eran instruidas a enviar el dinero en efectivo por correo o mediante empresas de mensajería a direcciones específicas.

En muchas ocasiones, el call center volvía a llamar a las víctimas para pedir fondos adicionales para el supuesto nieto, a veces dos o tres veces más. Por ejemplo, alegaban que hubo una “confusión” o que “una mujer embarazada perdió a su bebé en el accidente”.

En ciertos casos, los cómplices ordenaban a conductores de transporte por aplicación que llevaran a las víctimas a su banco para retirar más dinero.

Asimismo, se alega que, bajo la dirección de Castaños García y otros, los mensajeros realizaban transacciones financieras con el dinero de las víctimas, incluyendo depósitos en cuentas bancarias y entregas de efectivo a cómplices en Nueva York y otras partes. Los operadores de este esquema se apoyaban en personas que lavan dinero tanto en los Estados Unidos como en la República Dominicana para transferir las ganancias ilícitas desde las víctimas en los EE.UU. hacia Castaños García y otros en la República Dominicana.

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